Hubo un tiempo en la historia de nuestro
país en el que durmientes y rieles se mancomunaron para abrir nuevos caminos
que forjaron su integración territorial, el fomento de las economías regionales
y la fundación de pueblos a la vera de las estaciones construidas a lo largo de
la extensa red ferroviaria estatal, transitada tanto por trenes de carga como
de pasajeros.
Esta
particular simbiosis de quebracho y acero también se da en este libro como
resultado del esfuerzo protagonizado por dos generaciones, la de padre e hijo,
representadas por Rolando y Leandro, sus autores. Precisamente ello se puso en
marcha con el rescate, por parte del primero, de un destino incierto para
cientos de negativos y fotos del Taller de Reparación de Vagones en el que
trabajó hasta el momento de su jubilación.
Con
la valiosa colaboración de su hijo, procedieron al ordenamiento del material
recuperado, fijando una secuenciación
cronológica de las imágenes que muestran la evolución espacial y técnica
experimentada por esta repartición desde el inicio de sus actividades en 1915
hasta el año 1970, de igual modo que la
presencia de los trabajadores en las distintas secciones que conformaron su
aparato productivo.
Esto
último demandó por parte de ambos muchos años de dedicación; además de proceder
a la restauración de los negativos para lograr una mejor calidad de las
fotografías llevaron adelante un minucioso trabajo de investigación sobre
documentos y testimonios que permitieran aportar una información clara y
concisa sobre lo publicado.
De
esta manera lograron que ese esfuerzo, que no conoció de pausas y sí de una
firme y loable vocación por contribuir al enriquecimiento de la historia local,
se plasmara en este libro cuyas páginas conforman un imaginario ramal
ferroviario.
El
lector puede transitar y detenerse en cada uno de sus capítulos que, a modo de
estaciones, permiten apearse y apreciar imágenes que muestran los cambios que
se fueron dando, en esta fuente de trabajo que impulsó y acompañó, el proceso
fundacional y el posterior desarrollo del pueblo “Reynaldo Cullen” que, en
1967, fue elevado a la categoría de ciudad con el nombre de la estación de
trenes: Laguna Paiva.
En
síntesis, estamos frente a una obra que se constituye en un motivo de orgullo
para los paivenses porque se comporta como un preciado arcón del que surgen
imágenes y textos que despertarán, tanto en quienes pasaron por sus distintas
dependencias como en sus descendientes -hijos, nietos y bisnietos-, una
sucesión de recuerdos y anécdotas que contribuirán a fortalecer el sentido de
pertenencia de los que viven o vivieron
en este centro urbano identificado, en distintos momentos de su historia, con
los nombres de “Paiva la Heroica” o “Ciudad del Riel”, como por su condición de
sede de la Fiesta Nacional del Ferroviario.
El
libro está abierto. Es tiempo de disfrutar de su contenido.