Palabras de Rolando Jesús Hilari
Agradezco a Dios porque mi vida estuvo y estará siempre ligada al ferrocarril. Nací en Laguna Paiva, conocida como la “Ciudad del Riel”, cuando amanecía el año 1950. Soy hijo, nieto, sobrino y yerno de ferroviarios y me crié a escasos metros del Taller de Reparación de Vagones, más precisamente en una vivienda ubicada sobre calle Mendoza, a pocos metros de su desembocadura con la avenida Lisandro de la Torre y próxima a un símbolo del entonces pueblo Reynaldo Cullen: la pasarela. Por lo tanto los sonidos emergentes de sus instalaciones, junto con el silbato y el humo proveniente de las locomotoras del Depósito, como de las que operaban en la playa de maniobras y de las que circulaban transportando pasajeros y cargas, se constituyeron en la música y el aroma que mamé desde pequeño. Luego, el destino me llevó también a trabajar en él y formar parte de su historia.
Allí inicié mis actividades en el Sector Playa, lugar adonde concurrían los recién ingresados y desde el cual, transcurrido un tiempo, nos destinaban a otras secciones donde éramos evaluados. Así llegué a la Sección Hojalatería donde me desempeñé como paso previo a mi nuevo destino, esto es a la Sección Carpintería de Vagones en la que trabajé durante ocho años, capacitándome y cosechando compañeros y muy buenos amigos de los cuales guardo mis mejores recuerdos.
Finalmente,
terminé en la de Tapicería que funcionaba como un anexo de la anterior. Cumplí
funciones junto con mi padre del cual heredé su mismo oficio y que me permitió
ocupar, no sólo su lugar al momento de su jubilación, sino también marcar el
comienzo de lo que sería mi última
actividad como ferroviario hasta el momento en que llegó la triste noticia de
la privatización de la principal fuente de trabajo de Laguna Paiva.
Esto ocurrió en 1993, cuando dejó de ser una empresa estatal para convertirse en un emprendimiento integrado por exempleados que, primero con el nombre de Cooperativa de Trabajo Industrial Laguna Paiva Limitada (CoTILPA) operó hasta el 2007, año en el que se transformó en Provisión Siderúrgica y Electromecánica Laguna Paiva dependiente del grupo EMEPA; ámbitos laborales en los que continué con mi especialidad de tapicero hasta mayo de 2015, fecha en la que después de transitar por un poco más de 35 años de mi vida ligado al ferrocarril me jubilé, llevando en mi corazón y en mi alma algo tan valioso como es el orgullo de “ser ferroviario”.
Faltando
algunos años para mi retiro y con la conformidad de mis superiores, me propuse
rescatar todo material que estuviera asociado con esta importante actividad,
con el objetivo de que pasarán a formar parte del acervo de un museo local que
ilustre a las generaciones actuales y futuras sobre la importancia que tuvo la
misma a lo largo de la historia de nuestra ciudad.
Pero
esa inquietud no se agotó en lo apuntado. Por el contrario, se extendió a otra
área ya que, como se dice que “donde no está la casualidad suele estar la
providencia”, llegaron a mis manos varios negativos fotográficos que, de no
haberlos rescatados, se hubieran extraviado o perdido en el olvido.
Para
esto último conté con la colaboración de mi amigo y compañero de trabajo
Gabriel Pérez con quien compartimos la pasión por la fotografía.
Con
el tiempo, junto a mi hijo Leandro, surgió la idea de publicar el material
fotográfico. Fue así que emprendimos la tarea de limpiar, clasificar y
seleccionar los negativos que luego procesamos digitalmente. La idea de un
libro fue tomando forma e iniciamos un camino de casi dos años para lograr este
tan preciado objetivo, compartir la historia.
El
esfuerzo tuvo, en lo estrictamente familiar, una satisfacción al encontrar una
foto donde mi padre quedó inmortalizado, junto con otros tantos compañeros de
trabajo, en la que fue tomada el 26 de
abril de 1952, incluida en este libro con el número 565 y que, sin duda alguna,
tiene un valor muy emotivo porque refleja, como el resto de las que forman
parte de esta publicación, el espíritu de camaradería, valor y sacrificio que
fue y será la esencia del ser ferroviario.
Para concluir, agradezco nuevamente al Creador el haberme dado la posibilidad y la alegría de poder vivir esta hermosa experiencia, como también de compartir con todos los lectores los recuerdos y anécdotas que despierten, en cada uno de ellos, las imágenes presentadas.
Palabras de Leandro Jesús Hilari
Desde el año 2006 y debido a una
motivación personal que fue desarrollar y publicar en internet el primer portal
dedicado a la ciudad de Laguna Paiva (www.lagunapaivaweb.com.ar) he tenido la
posibilidad de conocer el pasado del pueblo, sus inicios y hechos históricos.
Aquel proyecto web logró el contacto con muchos paivenses radicados en
distintos puntos del país y del mundo, quienes además de reencontrarse con su
pueblo natal, compartieron sus recuerdos y anécdotas con un común denominador
en la mayoría de ellos: su identificación con el pasado ferroviario.
Ahora,
con los hallazgos realizados por mi padre, decidimos enfocarnos en realizar
este libro, Revelando Historias, un
proyecto que denominamos “rescate histórico”, resultado de un largo periodo de
retoque, digitalización e investigación de cada una de las imágenes publicadas.
Lo
expuesto se hizo sobre un lote compuesto por algo más de 850 negativos, de
distintas características, tamaños y estados de conservación que en su mayor
parte están numerados a mano alzada en su esquina inferior izquierda, en tanto
que en la derecha la fecha en que se realizó la toma, dato de vital importancia
a la hora de ordenar secuencial y cronológicamente cada una de las imágenes.
Establecimos
que este material fotográfico era para uso interno de la empresa Ferrocarriles
del Estado y de carácter documental o de inventario, ya que además de registrar
las instalaciones y entorno de los Talleres se fotografiaban también máquinas,
piezas, herramientas, desarrollo de los trabajos realizados y productos
terminados como tanques cisternas, vagones, coches de pasajeros, entre otros,
imágenes que fueron utilizadas con fines de propaganda o de difusión en
diarios, libros y revistas de la época.
Por
otra parte, cabe aclarar que, pese al trabajo de investigación que realizamos,
no logramos identificar a aquellos fotógrafos, responsables de congelar el
tiempo con sus cámaras.
Sobre la realización de este trabajo podemos destacar tres etapas: la primera está representada por la clasificación de los negativos, como paso previo a su posterior digitalización o “revelado”. La segunda consistió en mejorar las fotos y negativos mediante software y técnicas digitales, teniendo en cuenta parámetros como la identificación de lo fotografiado, el estado de conservación y la relación con otras tomas.
La
última etapa esta representada por la búsqueda de información sobre el
contenido de cada una de las fotos incorporadas a este libro, tarea que demandó
horas de consulta y de lectura de un amplio y variado material bibliográfico.
A
medida que avanzamos en las tareas mencionadas, surgió la idea de complementar
el trabajo agregando más fotografías, que atesoran exobreros y sus familiares.
Mis
dos abuelos fueron ferroviarios. Uno de ellos (el papá de Graciela, mi madre),
fue Olivio Escher, trabajó en la Sección Soldadura, a él no pude conocerlo en
vida. El otro (el papá de Rolando, mi padre) fue Reynaldo Aurelio Hilari, más
conocido por “Lalo”, se desempeñó en la carpintería metálica y tapicería.
Atesoro de él enormes y emotivos
recuerdos que se revitalizaron al comprobar su presencia en una de las fotos.
Mis
abuelos y mi padre como tantos otros “obreros del riel” fueron testigos y protagonistas del crecimiento, desarrollo y
ocaso de los talleres ferroviarios en nuestra localidad. A mi generación le
tocó la parte difícil de la historia, la que hizo y hace día a día el
sacrificio para que Laguna Paiva no sea uno más de tantos parajes olvidados que
dejaron los talleres al cerrar.
Que
sirvan estos vestigios de historia paivense que afortunadamente hoy emergen
desde donde pareciera que ya no queda nada, para refrescarnos la identidad de
un pasado ferroviario, que no nos hunda en el tiempo, sino más bien que nos
enseñe lo que fuimos como sociedad de trabajo y sacrificio para poder enseñarle
a los que nacen en estos pagos, a encontrar el camino que nos permita crecer y
desarrollarnos.
Vivimos en una época donde la imagen dice más que las palabras, y es justamente por ello que invitamos a participar de un viaje al pasado, en el tren del tiempo, donde cada foto será una estación que les posibilite descubrir un poco más nuestra historia ferroviaria.