Un rescate histórico...

Digitalización, preservación de fotografías e investigación histórica realizada por Rolando Jesús Hilari y Leandro Jesús Hilari entre los años 2020 y 2023. Esta obra presenta un conjunto de antiguas imágenes que muestran la evolución experimentada por el Taller de Reparación de Vagones de Laguna Paiva, entre 1915 y mediados de la década del 70. En este sitio publicamos algunos fragmentos del libro Revelando Historias de los Talleres Ferroviarios de Laguna Paiva y dejamos en enlace para descargar el libro completo.

Autores

Palabras de Rolando Jesús Hilari

      Agradezco a Dios porque mi vida estuvo y estará siempre ligada al ferrocarril. Nací en Laguna Paiva, conocida como la “Ciudad del Riel”, cuando amanecía el año 1950. Soy hijo, nieto, sobrino y yerno de ferroviarios y me crié a escasos metros del Taller de Reparación de Vagones, más precisamente en una vivienda ubicada sobre calle Mendoza, a pocos metros de su desembocadura con la avenida Lisandro de la Torre y próxima a un símbolo del entonces pueblo Reynaldo Cullen: la pasarela. Por lo tanto los sonidos emergentes de sus instalaciones, junto con el silbato y el  humo proveniente de las locomotoras del Depósito, como de las que operaban en la playa de maniobras y de las que circulaban transportando pasajeros y cargas, se constituyeron en la música y el aroma que mamé desde pequeño. Luego, el destino me llevó también a trabajar en él y formar parte de su historia.

    Allí inicié mis actividades en el Sector Playa, lugar adonde concurrían los recién ingresados y desde el cual, transcurrido un tiempo, nos destinaban a otras secciones donde éramos evaluados. Así llegué a la Sección Hojalatería donde me desempeñé como paso previo a mi nuevo destino, esto es a la Sección Carpintería de Vagones en la que trabajé durante ocho años, capacitándome y cosechando compañeros y muy buenos amigos de los cuales guardo mis mejores recuerdos.

      Finalmente, terminé en la de Tapicería que funcionaba como un anexo de la anterior. Cumplí funciones junto con mi padre del cual heredé su mismo oficio y que me permitió ocupar, no sólo su lugar al momento de su jubilación, sino también marcar el comienzo de  lo que sería mi última actividad como ferroviario hasta el momento en que llegó la triste noticia de la privatización de la principal fuente de trabajo de Laguna Paiva.

      Esto ocurrió en 1993, cuando dejó de ser una empresa estatal para convertirse en un emprendimiento integrado por exempleados  que, primero con el nombre de Cooperativa de Trabajo Industrial Laguna Paiva Limitada (CoTILPA) operó hasta el 2007, año en el que se transformó en Provisión Siderúrgica y Electromecánica Laguna Paiva dependiente del grupo EMEPA; ámbitos laborales en los que continué con mi especialidad de tapicero hasta mayo de 2015, fecha en la que después de transitar por un poco más de 35 años de mi vida ligado al ferrocarril me jubilé, llevando en mi corazón y en mi alma algo tan valioso como es el orgullo de “ser ferroviario”.

      Faltando algunos años para mi retiro y con la conformidad de mis superiores, me propuse rescatar todo material que estuviera asociado con esta importante actividad, con el objetivo de que pasarán a formar parte del acervo de un museo local que ilustre a las generaciones actuales y futuras sobre la importancia que tuvo la misma a lo largo de la historia de nuestra ciudad.

      Pero esa inquietud no se agotó en lo apuntado. Por el contrario, se extendió a otra área ya que, como se dice que “donde no está la casualidad suele estar la providencia”, llegaron a mis manos varios negativos fotográficos que, de no haberlos rescatados, se hubieran extraviado o perdido en el olvido.

      Para esto último conté con la colaboración de mi amigo y compañero de trabajo Gabriel Pérez con quien compartimos la pasión por la fotografía.

      Con el tiempo, junto a mi hijo Leandro, surgió la idea de publicar el material fotográfico. Fue así que emprendimos la tarea de limpiar, clasificar y seleccionar los negativos que luego procesamos digitalmente. La idea de un libro fue tomando forma e iniciamos un camino de casi dos años para lograr este tan preciado objetivo, compartir la historia.

      El esfuerzo tuvo, en lo estrictamente familiar, una satisfacción al encontrar una foto donde mi padre quedó inmortalizado, junto con otros tantos compañeros de trabajo, en la  que fue tomada el 26 de abril de 1952, incluida en este libro con el número 565 y que, sin duda alguna, tiene un valor muy emotivo porque refleja, como el resto de las que forman parte de esta publicación, el espíritu de camaradería, valor y sacrificio que fue y será la esencia del ser ferroviario.

       Para concluir, agradezco nuevamente al Creador el haberme dado la posibilidad y la alegría de poder vivir esta hermosa experiencia, como también de compartir con todos los lectores los recuerdos y anécdotas que despierten, en cada uno de ellos, las imágenes  presentadas. 


Palabras de Leandro Jesús Hilari

       Desde el año 2006 y debido a una motivación personal que fue desarrollar y publicar en internet el primer portal dedicado a la ciudad de Laguna Paiva  (www.lagunapaivaweb.com.ar) he tenido la posibilidad de conocer el pasado del pueblo, sus inicios y hechos históricos. Aquel proyecto web logró el contacto con muchos paivenses radicados en distintos puntos del país y del mundo, quienes además de reencontrarse con su pueblo natal, compartieron sus recuerdos y anécdotas con un común denominador en la mayoría de ellos: su identificación con el pasado ferroviario.

      Ahora, con los hallazgos realizados por mi padre, decidimos enfocarnos en realizar este libro, Revelando Historias, un proyecto que denominamos “rescate histórico”, resultado de un largo periodo de retoque, digitalización e investigación de cada una de las imágenes publicadas.

      Lo expuesto se hizo sobre un lote compuesto por algo más de 850 negativos, de distintas características, tamaños y estados de conservación que en su mayor parte están numerados a mano alzada en su esquina inferior izquierda, en tanto que en la derecha la fecha en que se realizó la toma, dato de vital importancia a la hora de ordenar secuencial y cronológicamente cada una de las imágenes.

      Establecimos que este material fotográfico era para uso interno de la empresa Ferrocarriles del Estado y de carácter documental o de inventario, ya que además de registrar las instalaciones y entorno de los Talleres se fotografiaban también máquinas, piezas, herramientas, desarrollo de los trabajos realizados y productos terminados como tanques cisternas, vagones, coches de pasajeros, entre otros, imágenes que fueron utilizadas con fines de propaganda o de difusión en diarios, libros y revistas de la época.

      Por otra parte, cabe aclarar que, pese al trabajo de investigación que realizamos, no logramos identificar a aquellos fotógrafos, responsables de congelar el tiempo con sus cámaras.

      Sobre la realización de este trabajo podemos destacar tres etapas: la primera está representada por la clasificación de los negativos, como paso previo a su posterior digitalización o “revelado”.  La segunda consistió en mejorar las fotos y negativos mediante software y técnicas digitales, teniendo en cuenta parámetros como la identificación de lo fotografiado, el estado de conservación y la relación con otras tomas.

      La última etapa esta representada por la búsqueda de información sobre el contenido de cada una de las fotos incorporadas a este libro, tarea que demandó horas de consulta y de lectura de un amplio y variado material bibliográfico.

      A medida que avanzamos en las tareas mencionadas, surgió la idea de complementar el trabajo agregando más fotografías, que atesoran exobreros y sus familiares.

      Mis dos abuelos fueron ferroviarios. Uno de ellos (el papá de Graciela, mi madre), fue Olivio Escher, trabajó en la Sección Soldadura, a él no pude conocerlo en vida. El otro (el papá de Rolando, mi padre) fue Reynaldo Aurelio Hilari, más conocido por “Lalo”, se desempeñó en la carpintería metálica y tapicería. Atesoro  de él enormes y emotivos recuerdos que se revitalizaron al comprobar su presencia en una de las fotos.

      Mis abuelos y mi padre como tantos otros “obreros del riel” fueron testigos y  protagonistas del crecimiento, desarrollo y ocaso de los talleres ferroviarios en nuestra localidad. A mi generación le tocó la parte difícil de la historia, la que hizo y hace día a día el sacrificio para que Laguna Paiva no sea uno más de tantos parajes olvidados que dejaron los talleres al cerrar.

      Que sirvan estos vestigios de historia paivense que afortunadamente hoy emergen desde donde pareciera que ya no queda nada, para refrescarnos la identidad de un pasado ferroviario, que no nos hunda en el tiempo, sino más bien que nos enseñe lo que fuimos como sociedad de trabajo y sacrificio para poder enseñarle a los que nacen en estos pagos, a encontrar el camino que nos permita crecer y desarrollarnos.

            Vivimos en una época donde la imagen dice más que las palabras, y es justamente por ello que invitamos a participar de un viaje al pasado, en el tren del tiempo, donde cada foto será una estación que les posibilite descubrir  un poco más nuestra historia ferroviaria.